jueves, 22 de noviembre de 2007

EDITORIAL

Una de las funciones del periódico virtual La Proa ha sido recoger un poco lo vivido y lo esperado durante tres momentos importantes del año. Como lo he escrito en ediciones anteriores, a título personal siempre, la diversidad de nuestro centro guías hace grande al movimiento, de una manera tal vez difícil de entender, agresiva a veces, complicada e incluso iconoclasta.

Como cualquier otro grupo de seres humanos, pasamos por momentos de crisis en los que nuestra tranquilidad dentro del movimiento, se ve amenazada por la tumultuosa convivencia y porque simplemente, nos hemos visto las caras y hemos escuchado los mismo argumentos durante un año y ya esa diferencia que nos enorgullece tanto, nos pesa como la mas grande de las cruces y la tendencia es a estallar.

Agradezco hoy mas que nunca un espacio en un editorial de un periódico que seguramente importe a muy pocos, pero que sea la famosa libertad de prensa la que me deje expresar lo que pienso a raíz de los acontecimientos que se han dado, no solo porque quedo con la sensación de un centro guías negligente sino que también vi como durante un año el mismo ‘se adhirió’ a los pocos que lideraban y en el afán de algunos de presentarse siempre como contestatarios y rebeldes dejó muchas tareas por cumplir, varios procesos por terminar y la verdad metas por alcanzar. No estoy en contra de oponerse, me parece incluso la posición más razonable si mi descontento debe hacerse manifiesto, pero estoy en desacuerdo con las posiciones amañadas a una conveniencia individual que hacen creer que están abogando por el bienestar del movimiento y de la misma manera me queda mucho que desear de los entes que llegan a reuniones los martes con caras de espectadores.

Ya poco caso hago a los comentarios de corrillos, no tienen validez para mi, se convirtieron en un ruido de radio con interferencia, que en realidad eso es lo que han hecho todo el año, interferencia. No tengo afán de señalamientos, porque tal vez en lo que escribo hoy, a menos de un mes de terminar mi primer año como guía en Santa Gema, también haya caído en las acciones y omisiones que hoy reclamo. En mi fuero interno siento que debo escribirlo, porque francamente y de manera personal, no es el momento en que quiero escribir sobre procesos exitosos y hombres nuevos cuando siento conflagraciones bajo cuerda y manipulaciones silenciosas que aparecen disfrazadas de gestos amistosos. No quiero que me malinterpreten porque a continuación tendré un momento de alto contenido altruista y como es usual, oraremos, nos abrazaremos y lo olvidaremos.

Quiero paz, incluso con el que se incluyó en el movimiento para ocupar una silla, viendo con indignación como pasan los meses y aún no hace parte de un equipo promotor y paz también para con el que se comprometió como nunca al movimiento y tan pronto tuvo su oportunidad de ir a Casita Blanca a dar su anhelado mensaje, se fue sin dejar nada.

Que se sigue de aquí… el apoyo al nuevo comité central, que ojala sí permanezca bajo los lineamientos del evangelio y actúe a la luz de los estatutos, vendrá otro año más en la lucha por la santidad, aunque a nadie se le pida ser santo dentro del movimiento.

Pido mucho a Dios por todo esto, pero también le pido al mismo Dios que a mi centro guías, nuevos, viejos, activos e inactivos, lo colme de sensatez para que discierna de que se trata una mala decisión, una mala gestión y un verdadero hombre nuevo… se lo pido mucho especialmente por los guías y asistentes que vienen.


Verónica Morales García
Coordinadora Comité de Periodismo y Comunicación

Editora Periódico virtual La Proa



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